¿CUAL ES TU METODO DE ESTUDIO?
Por: José leandro flores
18 de abril de 2011
Gabriel y María son dos jóvenes del nivel medio que toman conciencia de la necesidad de contar de un método para estudiar.
1. “No tenia ningún método…”
Hola, María. Leí tus reflexiones y encontré que me interpretan mucho a mí también (http://www.monografias.com/trabajos84/mirada-maria/mirada-maria.shtml); y ahora deseo hacerte una pregunta: ¿Cuál es el método que tienes para estudiar? Porque para expresarte como lo haces, debe haber unas claves interiores y cotidianas en tu forma de estudio.
Gracias, Gabriel. La verdad es que yo no tenía ningún método. Y tampoco nadie me había hablado de su necesidad. Tampoco suponía que lo debería tener. Quienes me instruían, tal vez o no tenían o no estaban convencidos de la importancia para una estudiante contar con uno. Y también si me lo hubieran plateando en ese tiempo a mí no me hubiera interesado el tema, porque hoy me doy cuenta que hubiera pensado que era un tema estéril, innecesario,… pero es porque no lo conocía. Nadie aprecia lo que no conoce.
Sin embargo, algo pasó que te entusiasmó a buscar un método práctico y eficaz, María. Algo que te llevo a tomar conciencia de la importancia de contar con un camino para llegar a tus objetivos propuestos. O a lo mejor, primero es necesario contar con ”objetivos” para después sentir la necesidad de un “camino” para llegar a él.
Efectivamente. Puedo reconocer que en esa etapa mis objetivos estaban fuera del aula, y en conflicto con ella. Y fueron algunas preguntas de mi facilitador que fueron mostrándome un vacio que había en mí. O sea, era una especie de obsesión de “presentismo” llenándolo con cosas… con frecuencia de forma irracional y con poco o nada de cuidado por mí misma.
Esta plataforma prácticamente impedía la posibilidad de un método de estudio en mi pobre práctica de estudiante de ese tiempo. Mejor dicho, todavía no había empezado a serlo, y me mantenía al margen de la misma naturaleza de estudiar; entendida ésta como aquella actividad que de lo que lee, escucha o ve se selecciona-analiza-interpreta-relaciona-sintetiza y aplica en la vida real. En ese tiempo existía un verdadero divorcio entre lo que vivía y lo que estudiaba. Algo dramático porque era la misma persona que debía intentar dividirse en cada una de ambos lugares donde estaba diariamente. Y me faltaba un vaso comunicante que me permitiera ser y sentirme que era una la misma persona en ambos lugares. Esta ruptura fomentaba mi mal humor y rebeldía casi como estados permanentes.
Ahora tengo compañeros de curso que siguen viviendo ese drama que yo conocí; y del cual es posible salir, y vivir una experiencia maravillosa, porque uno se da cuenta qué significa comprender lo que se aprende. Sentirse sujeto, y no objeto del conocimiento y del desarrollo integral como ser humano, miembro de una comunidad y ciudadano de un País.
Recuerdo que fueron los desafíos y las preguntas que nos proponía nuestro facilitador, además, una serie de documentales en torno a la importancia de contar con un método de estudio para aprovechar el tiempo y los recursos las me ayudaron a que cobrara sentido para mí dicha demanda. Me empecé a hacer preguntas como estas: ¿Cuál fue el método que emplearon personajes como Descartes, Einstein, Nietzsche, Borges, Vargas Llosa, M. Eliade, E. Galeano, P. Neruda, I. Allende, para desarrollar su obra en sus respectivos campos. Al no conocer la respuesta; sentí la curiosidad por averiguarlo.
2. Necesidad de una estructura personal que reclame y apoye la existencia de un método de desarrollo integral.
O sea, María, que primero la persona, el estudiante, tiene que sentir y querer un desarrollo integral; donde se incluyan las dimensiones: cognitiva, emocional y espiritual. Es decir, una mirada más amplia y más larga de sí mismos, que contemple sus objetivos finales, sus metas intermedias y las actividades a realizar desde ahora, de forma oportuna y eficaz.
Efectivamente así ha sido mi experiencia. Y por eso, agradezco la pregunta que me hace Gabriel, porque la misma me ha llevado a este trasfondo importante. Se trata de una confluencia simultánea de ambos factores: un método de desarrollo y el anhelo de desarrollarse. Y feliz el estudiante que encuentra facilitadores o acompañadores de su desarrollo que captan y/o fomentan esta coincidencia.
Como también es una responsabilidad personal… y pienso no en mis compañeros de curso que ya la poseen, sino en quienes todavía les cuesta llegar a este punto de inicio para el propio camino de desarrollo, acompañados por un método. Es cierto que las falencias, debilidades y obstáculos son abrumadoras para algunos, que se convierten en serias amenazas de su subdesarrollo permanente a lo largo de sus vidas. Determinadas estructuras sociales inundadas de economicismo las vuelve inhumanas para muchos de mis compañeros de Liceo. Cuando una visión economicista se hace cargo de la educación, ésta se empobrece.
El método nos permite reflexionar, conversar y sistematizar en nuestros encuentros de generación cultural (lo que anteriormente yo misma denominaba simplemente “clase”). Un término que conceptualizaba de forma equivocada, cuando me auto condenaba a una posición pasiva, receptora, cumplidora frente a la fila de profesores que visitaban el aula en que más bien estaba sin apropiarme del espacio y del tiempo que allí vivía.
Tienen mucho sentido para mí tus puntos de vista, María, porque pienso en cuantas cosas estoy dejando de hacer por no contar con un método de desarrollo en esta etapa de mi vida donde mi principal actividad es estudiar. Pero prácticamente no he tenido iniciativa. Me ha faltado creatividad y voluntad para sistematizar de mejor manera mi aprendizaje. Y creo que la razón de esto ha estado en mi falta de fe o confianza en los estudios como una vía real de desarrollo. Ha sido tanta la repetición que solo se estudia para trabajar y ganar más. O sea, un olvido casi absoluto de la relación del estudio con mi calidad de vida personal, familiar, social y ciudadana, con una conciencia nueva para contribuir al nacimiento de un mundo nuevo: más humano, justo y solidario con la Naturaleza.
A eso me refiero, Gabriel, que es el punto de inicio para buscar y apropiarse de un método de trabajo para estudiar; para ser y para hacer. Sin el cultivo del ser es estéril el campo de hacer. Y no será por la vía de la multiplicación de actividades, con la consigna de tenernos siempre ocupados que se pueden revertir el caos de muchas de nosotras, sino que a la vez sentimos una gran hambre: la capacidad de relacionarnos productivamente con el silencio; de administrar nuestro tiempo de modo óptimo; y aprender a conversar con argumentos entre nosotras mismas y con los adultos.
Aprender, así mismo, a desarrollar paradigmas alternativos al de la competitividad, como expresión del omnipresente individualismo, como el de la solidaridad como expresión de una naturaleza altruista, comunitarios y centrados en el amor.
3. Las ventajas de contar con método de estudio.
El método de estudio que no se queda en sí mismo es el más importante. En cuanto que hoy día no basta con reproducir el sistema en que estamos porque urge un cambio cualitativo del mismo para bien de nosotras mismas, de nuestra humanidad, y de nuestra Ecología. Lo que hay que cambiar es la reproducción, por la innovación. Si bien en esto hay consenso, no hay todavía libertad para emprender nuevos caminos. Esa libertad tenemos que buscarla y encontrarla en nosotras mimas, y no en el exterior, de donde jamás va a provenir… porque allí es el reino de los intereses monopólicos y de ideologías dogmáticas.
En este sentido, un buen método personal de estudio, se convierte en la mejor herramienta para demoler la ignorancia, el “yo no puedo”, el “yo no entiendo” o el “no me interesa”… que son expresiones tan comunes en mi ambiente. Por eso está impregnado de inercia, carente de identidad, de comunicación y por consiguiente de realizaciones. Por lo tanto, es a su vez, el lugar propicio para la instauración o apropiación de métodos de estudio.
Además de ser herramienta para poder entrar en los campos del saber, un buen método constituye también ser un buen depósito donde recoger y trabajar la información que nos envuelve en todo tiempo y lugar. Así mismo, su carencia constituye la pobreza o debilidad más grande porque nos vuelve incapaces no solo de comprender, sino antes que eso, de recibir, de acoger, de atesorar conocimientos, que bien trabajados se pueden convertir en insumos para vivir bien y para hacer el bien.
En mi caso, María, yo no había establecido la relación entre proyecto personal y método. Y mi situación se agravaba porque también era muy débil la existencia de un proyecto de esa índole. En esas condiciones, estudiar era para mí un drama. Una obligación que no me motivaba sino que me fastidiaba. Y esta energía se elevaba exponencialmente porque era fácil contagiarse y contagiarla. Nuestra misma debilidad de proyectos personales contribuía a llegar rápidamente a aquellos escenarios que lo que menos tenían era un clima para aprender, comprender, reflexionar, relacionar y desarrollar para llevar las ideas a la vida y sacarlas también de la realidad, su procedencia y destino natural.
Creo que tenemos que alegrarnos, Gabriel y María, porque cuando la semilla germina comienza un nuevo proceso… que nos puede llevar a insondables e impensadas dimensiones, en este caso, de realización personal. Lo cual constituiría un gran logro, dadas las condiciones que por lo general nos deja sin palabras por su inmensa globalización y omnipresencia. Uds. Saben cómo algunos llegan a este lugar sagrado que se convierte en la reconstrucción del ser humano en su nivel interior que es el que da impronta a su ser físico/externo. Es maravilloso cuando comprendemos todos juntos que somos células de un cuerpo más amplio que se es el producto de lo que somos y de cómo somos. O sea, no nos creemos que seamos el producto de la sociedad o mundo en que estamos, sino que somos sujetos con la misión de ser agentes de cambio, por las vías del conocimiento, de las emociones y de la espiritualidad… y para eso es fundamental que nos hagamos de un buen método que nos permita trabajar, crecer y dar frutos aquí y ahora.
4. ¿Y cuáles serían los componentes de un buen método de estudio?
En primer lugar, nosotros mismos. Porque somos el punto de inicio y de llegada de un método. Y así como tenemos la misión de hacernos e inventarnos, así también tenemos que hacernos e inventarnos un método apropiado de estudio, de trabajo y de vida.
Sus componentes básicos debemos sacarlos de los mismos nuestros: cognitivos, emocionales y espirituales. Es decir, todas aquellas herramientas que nos permitan y ayuden a comprender lo que leemos, vemos y oímos. Renunciando conscientemente a ir por la vida como ciegos y sordos, o embotados por la intolerancia, la arrogancia o la ingenuidad.
Ese método nos debe de proporcionar valores que muevan nuestra vida diaria y nos orienten en las decisiones que tomamos y tomaremos en todo tiempo y circunstancias. Y hacer así la diferencia entre una vida y práctica sin valores y una presencia en el mundo como estudiantes; en mi caso, como mujer, con un nombre, una misión y una utopía. Donde el equilibrio emocional es tan importante porque no solo influye sino que determina la misma felicidad humana.
Estas tres fuentes para un buen método me sugieren muchas formas prácticas más que dan vida a la creatividad que es como el alma que me anima a buscar la productividad óptima en esta corta etapa de ser estudiante de Nivel Medio. Así el método es personal en su primera búsqueda y conformación, grupal en su práctica, y social en su finalidad.
La aparente “complejidad”, entonces, al hablar de método no es tal, sino todo lo contrario, porque es la vía que vuelve posible mi realización más plena, entrando a los estadios de la libertad, de la responsabilidad y de la solidaridad.
Y como facilitador, no puedo, pensar sino igual que Uds., Gabriel y María, porque así estamos siendo capaces de reflexionar sobre lo que vivimos cada vez que nos juntamos para vivir la hermosa experiencia de aprender. Aprender a saber quiénes somos, donde estamos y cuál es nuestra misión en este mundo, para la cual no solamente debemos prepararnos, sino actuarla aquí y ahora porque nadie es dueño del mañana. Cuando un método de vida y de estudio nos ayuda a conseguir este objetivo, podemos decir entonces que estamos en la ruta correcta de ser estudiantes, de ser personas y de ser ciudadanos. El estudio, así, ni comienza ni termina en una sala de clase, y ese lugar se convierte en una especie de vientre que genera vida para este mundo que habitamos y heredaremos con el aporte e impronta de nuestra misión de estudiantes conscientes, racionales y libres.
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